Antes de simbolizar el deseo, el carmesí vistió a los poderosos.
En 2006, Valentino celebró sus 45 años de carrera con cientos de maniquíes saludando al estilo romano en el Museo del Ara Pacis.
¿Se puede inventar un color? Si es así, España inventó el rojo. Fue a inicios del siglo XVI, cuando en plena colonización de México descubrieron que la cochinilla, un insecto autóctono, segregaba un tinte similar a los pétalos de las amapolas. Eso sí, se necesitaban 7.000 para colorear medio kilo de tela. Por eso el rojo, además de ser la tonalidad hispánica por excelencia, se convirtió en el color más exclusivo; el pigmento con el que tenían que acicalarse todos los poderosos para demostrar que lo eran.
Luis XIV mandaba teñir sus tacones de bermellón: cuanto más altos fueran, más privilegio aristocrático se ostentaba; cuanto más encarnadas sus suelas, mayor dominio sobre el resto. ¿No les suena de nada? Puede que los vertiginosos stilettos con suela roja de Christian Louboutin no reflejen privilegios de clase (sólo capacidad adquisitiva), pero el poder en el siglo XXI tiene mil y un disfraces; entre ellos, el fetichismo, la seducción y la independencia que rezuman los codiciados zapatos del creador francés.
Y es que el rojo siempre habla de potencia, sea esta del tipo que sea. En los kimonos japoneses expresa superioridad social; en los vestidos de novia chinos, vitalidad y prosperidad y, en Occidente, este invento español rezuma peligrosa fiereza. De ahí que la gran novela sobre el deseo adúltero lleve por título La letra escarlata, que la chica tan prohibida como irresistible de aquella cinta ochentera fuera La mujer de rojo o que el primer vestido que diseñó Valentino en 1959 llevara por nombre Fiesta, en castellano. “Yo vivía en París y me enamoré del color en mi primera visita a España. Me invitaron al teatro, y allí contemplé a una serie de mujeres elegantísimas, vestidas de rojo. Espléndidas y fieras, muy sensuales y elegantes”, relata el modista sobre su obsesión por el color, con el que ha teñido más de 200 creaciones.
Quizá en esa filia resida parte del éxito de la marca: varios estudios confirman que el rojo seduce. Y mucho. El último, realizado por la Universidad de Rochester el año pasado, concluye que el 70% de los usuarios de webs de citas se fijan más en las mujeres que visten con ese color. ¿Y si los españoles también hubiéramos inventado la seducción?
*Fotos: Getty Images
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