Hace doce años Alejandra Castro Rioseco empezó a comprar sus primeras piezas, y hoy la MIA Collection es una de las pocas en el mundo enfocada exclusivamente en la creación hecha por mujeres. Por Karelia Vázquez Fotos: Miguel Castilla
Una ingeniera coleccionista de arte ya constituye de por sí un fenómeno extraño. Si además alguien con una mente cartesiana hecha a la lógica de los números dice literalmente que “el dinero es lo de menos”, empiezas a creer que Alejandra Castro Rioseco (Chile, 1978) ha llegado de otro planeta, eso sí vestida de Gucci de la cabeza a los pies. “La filantropía, a diferencia de la solidaridad, es una obligación de los más afortunados”. Le gusta repetir esta idea que vertebra toda su puesta en escena en Internet y en la vida analógica. Alejandra es filántropa y se la juega por causas justas, aunque sean difíciles y pongan en un sitio complicado a la hija de una familia bien chilena que la “obligó” a ser ingeniera “para hacer plata”. Abrazó con valentía la causa proaborto en Chile, un país católico y conservador, con la ONG Mujer Opina. Una postura por la que aún recibe insultos graves. En Madrid ayuda a una asociación de mujeres que han salido de la cárcel y que no tienen formación ni trabajo. “La mayoría han sido encerradas por cometer delitos de autodefensa”.
Pero si algo ha cambiado la vida de Alejandra es haber entrado en contacto con el arte. “Empecé hace doce años a comprar obras de artistas. Hace unos meses transformé mi colección y me quedé solo con obras femeninas; la he bautizado como MIA Collection”. Es una compilación de arte hecho por mujeres que ha llegado al lugar correcto en el momento adecuado, cuando los museos y las instituciones están más interesados que nunca en mostrar obras con sello femenino. Una circunstancia que Alejandra promueve desde sitios privilegiados, como el directorio del Museo del Barrio de Nueva York, en cuya gala de 50 aniversario transcurre esta conversación, y en el comité latino de adquisiciones del Museo Guggenheim.
La instalación ‘National Times (Power Lines Installation)’, de Agustina Woodgate, se compone de 40 relojes cuyas esferas se van desgastando con el paso del tiempo. Alejandra la compró en la última feria de arte de Buenos Aires.
‘Cat Lady’ (2017) de la artista chilena Julia San Martín.
‘Fashion Shoes’ (2017) de la artista chilena Julia San Martín.
Fashion & Arts: ¿Cuál fue la primera obra que adquiriste para tu colección?
Alejandra Castro Rioseco: Fue una obra de arte cinético de la artista argentina Martha Boto, y a pesar de que no tenía mucha información sobre ella supongo que mi formación de ingeniera me hizo sentirme atraída por la maquinaria. Luego descubrí que su trabajo era representativo de un momento importante de la historia del arte, así que se podría decir que descubrí el arte femenino gracias al arte cinético. Esta pieza despertó en mi una especie de obsesión, porque a partir de ese momento no he dejado de comprar arte.
F&A: ¿Compras lo que te gusta o lo que debes comprar?
A.C.R.: Quizás al principio era más impulsiva, pero ahora todo está más profesionalizado, tengo un equipo que trabaja y se informa. Todo va dirigido a tener una buena colección. Por ejemplo, una de las últimas piezas que compré en la feria ArteBA de Buenos Aires es la instalación National Times (Power Lines Installation) de la argentina Agustina Woodgate. Son varios relojes sincronizados que enloquecen cuando llega la hora de la salida del trabajo, marcan el tiempo de las mujeres. Su tictac revela la inquietud de género. No es una pieza de arte convencional. A veces mi marido me pregunta: ¿Y cuándo vamos a comprar algo normal, un cuadro que se pueda colgar en una pared?
F&A: ¿Coleccionar arte femenino no es otra forma de discriminación?
A.C.S.: Colecciono mujeres porque necesitan más visibilidad. No digo que sean mejores ni peores que los hombres, pero tu género te afecta. Por ejemplo, aquí no pasa un día sin que me pregunten con quién he dejado a los niños. A mi marido nunca se lo preguntan cuando está de viaje. Dan por hecho que los niños están con su madre. El arte femenino no solo lleva la firma de una mujer; también tiene una temática y un tono propios.
F&A: ¿Qué consejos darías a alguien que se inicie en el mundo del coleccionismo?
A.C.S.: Le diría que empezara aprendiendo de arte y comprando piezas pequeñas. Del arte te enamoras poco a poco, pero es un amor para siempre porque se transforma en algo espiritual que te acompaña el resto de tu vida.
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